RÍO ARRIBA

lunes, 21 de julio de 2008

Guía de trabajo y consignas de escritura

1. ¿Qué motivos característicos del relato de viaje están presentes en Río Arriba?

2. ¿Qué características tiene el narrador de este relato? ¿A qué destinatario se dirige?

3. Describir el recorrido del Ulises de Río Arriba en términos de lo que Joseph Campbell define como el itinerario del héroe mítico (Cf. Viaje y narración, páginas 9 y 10). ¿Con qué fuerzas debe enfrentarse? ¿Qué clase de
victoria alcanza al final de su aventura?

4. ¿De qué materiales se vale el narrador para reconstruir la memoria de Iruya y de los ingenios azucareros?

1-En primera instancia hay que entender el viaje, que realiza el protagonista, como una búsqueda. El relato de viaje se va construyendo por la necesidad, de Ulises de la Orden, de comprender más allá de la cultura, bailes y celebridades de los coyas y, ahondar en la historia del pueblo de Iruya como peones en las zafras de los ingenios azucareros.

Los ejes motivadores que le dan formato al film, el ir “Río Arriba”, tienen que ver con la comprensión, reflexión e insistente búsqueda de conocimiento acerca del otro lado de la historia; cómo desde Iruya bajaban a los ingenios para pelar caña, “atados de pies y manos”.

Ulises, como protagonista absoluto, construye el relato a través de la voz en off. Esta particularidad, le da un tinte especial porque lo enmarca al film sobre un carácter escrito. Otra característica del relato de viaje, que se ve presente en Río Arriba, es la transformación misma de la historia; lo que empieza como una incertidumbre, culmina con un crecimiento de conocimiento y personal para Ulises de la Orden.

2-El narrador del relato, no sólo aparece de modo figurado (siendo el protagonista del film) sino que se introduce a partir de la voz en Off. Aporta una mirada única y narrativa, en momentos que imágenes no pueden describir los pensamientos y deseos de Ulises. Por lo tanto, al ver el film, observamos un narrador que entrecruza voz propia y actos de presencia en las diversas tomas.

Toda la historia se desarrolla gracias a la labor del narrador. Por un lado, se introduce al film como si emergiera de un punto exterior, narrando lo acontecido paso a paso y, por otro lado, con su presencia realiza un viaje en búsqueda de una realidad oculta, que tendría que encontrar. Los testimonios son fundamentales para hilar los sucesos que formaron parte del trabajo en los ingenios.

Al finalizar el film, uno podría dar cuenta que el destinatario construido es el pueblo latinoamericano. Más allá de que sea una búsqueda constante de la identidad familiar de Ulises, creo que un poco se utiliza como excusa para poder llegar a las consecuencias sociales-económicas-políticas que los ingenios azucareros provocaron en el norte argentino. Se construye un destinatario que interesado o no, de los problemas acontecidos por los ingenios, pueda tomar conciencia de lo que significó el trabajo esclavo en las zonas y sus respectivas consecuencias: abandono de las terrazas de cultivo, erosión, explotación de los trabajadores.

3- Según Joseph Campbell, en líneas generales, un héroe es todo aquél que inicia su aventura desde el mundo de todos los días, se atreve a cruzar una línea de separación entre ese mundo cotidiano y un mundo desconocido, por descubrir, e inserto en ese nuevo mundo vuelve transformado.

A partir de este pequeño esquema, podemos decir que Ulises constituye la figura de un héroe: desde su mundo cotidiano, algo lo perturba, lo motiva a conocer la historia de su propia familia, va en búsqueda de esa historia (atravesando rutas y caminos “río arriba”) y se enfrenta a personas desconocidas con el fin de ahondar en su propia identidad; el punto está en que el viaje no sólo lo transformó interiormente, sino que le permitió descubrir datos históricos acerca de un pueblo que era explotado en su totalidad y las consecuencias demográficas que esto trajo a las zonas norteñas del país.

Al final de la aventura de Ulises, su victoria es doblemente constituida. En primer término, del deseo interior por comprender qué había más allá de las celebridades del pueblo coya: nuevos valores por la naturaleza y por el ser humano. También el saber que los “cachis”, que lo habían impulsado a esa búsqueda, forman parte de una cultura que es resguardada por la sabiduría del pueblo. Una victoria de darles un lugar a los pueblos indígenas, que les permita brotar más allá del desarraigo de tierras y demás pérdidas que sufrieron.

4-De lo que se vale el narrador, para poder reconstruir la memoria de Iruya y los ingenios azucareros, es de diversos materiales que conforman el ambiente propicio para que uno pueda recrearse en esa zona. Es preciso el trabajo con imágenes antiguas, fotografías de la región y la utilización de un mapa (como muestra del recorrido “río arriba” que tiene que realizar para llegar a “Iruya”). En este film es necesaria la retórica del mismo, para insertarnos aún más en el recorrido que Ulises hace. Lo vemos a través de los videos que incorpora, información documental, notas de diarios, trabajos con archivo y, sobre todo, por la elección musical que acompaña todo el film.

No hay que dejar de lado que, los recursos que se ponen en juego, también tienen que ver con las metáforas que se realizan, el tono en que es relatado y estructurado el relato, el trabajo con los testimonios y el montaje.

Elementos que, juntos, constituyen la gran polifonía de “Río Arriba” y ayudan a enmarcarla de determinada forma; gracias a estos recursos el film es caracterizado con categorías que lo hacen propio y distinguido del resto.

NOTAS DE MISIONES

viernes, 18 de julio de 2008

ŸMisiones, Martín Caparrós.


Predomina la división entre diversas zonas de la provincia de Misiones. Caparrós hace un extenso camino de observación y de entrevistas en cada lugar donde va (Apósteles-San pedro/Bernardo de Irigoyen-Andresito/Cataratas/Puerto Iguazú/El dorado-San Ignacio-Posadas/Posadas). En cada sitio encuentra algo único, como él bien dice, trabajando con lo visible y no con la investigación.

Una crónica que no intenta buscar ni descubrir lo oculto, sino que intenta hacer sentido con lo que se ve. Respeta la oralidad de los entrevistados, introduce intertextos(como lo son los Haikus), utiliza frases que funcionan como separadores del texto y, hasta se da el permiso de hacer una crítica al turismo de masas.

La primera observación, con la que trabaja en la crónica, es acerca del mate: aludiendo a que ya no quedan ingestas tan locales, criticando al proceso de globalización que unifica los gustos y costumbres, aunque resaltando que el mate en Misiones se hace y se toma sin parar (Misiones: el rojo y el verde, tierra y yerba).

Es interesante como uno puede remitirse a la mirada de Caparrós, a través de sus descripciones. Descripciones que se entremezclan con percepciones pasadas acerca del mismo lugar visitado, y con una mirada actual que critica el cambio. Un ejemplo de esto sucede en el tramo de “Cataratas”, que describe como ha sufrido una transformación por una empresa que la explota, que la ha tomado como “objeto de consumo masivo”.

Walter Benjamín, en su obra titulada “La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica”, muestra que la sociedad ha cambiado y ya las personas no actúan como individuos, sino como MASAS. También así lo observa Caparrós, diciendo que “el trencito implica colas, esperas, aglomeraciones. Ha transformado lo que solía ser un dulce paseo por la selva en un momento más del turismo de masas, del amontonamiento”. La cantidad hace imposible que se pueda caminar tranquilo por la selva.

Una crónica que da cuenta de lo que es el interior de la Argentina(en este caso Misiones), cómo se vive, cómo es la vida diaria en aquellos lugares y qué es lo que rodea a los sitios más visitados o no. Todo a través de la mirada del cronista, con lo que ve, trabajando con cambios de ritmos, ironía, introduciendo intertetextos y detectando en cada zona diversas situaciones de vida.

ŸLa Argentina ya no toma mate, Kimonos en la tierra roja, El país de Quiroga, Rodolfo Walsh.


Las crónicas realizadas por Walsh, están orientadas a la búsqueda de las figuras de los colonos. Describe períodos históricos de la producción misionera, específicamente “yerbatera” a través del año 1937 hasta 1966, de cómo fueron sufriendo cambios las plantaciones. Por medio del contexto histórico, son explicadas las transformaciones que sucedieron gobierno a gobierno; no sólo afectando las relaciones sociales, sino que teniendo un fuerte impacto en la economía de la provincia. Sus escritos tienen un fuerte carácter político, describiendo las condiciones difíciles de los colonos por aquellos tiempos.

Respeta la oralidad de los entrevistados, divide en fragmentos cada crónica e introduce una marcada perspectiva acerca de los problemas que acontecen en las zonas de Misiones.

Como en el caso de “Kimonos en la tierra roja”, Walsh empieza a trabajar por el final para construir, a lo largo de la crónica, la historia. Hace hincapié en los orígenes de la colonia, hablando de las familias que las componen, las que parten por atravesar una crisis y también de las que se quedan.

Tampoco hay que olvidar el trabajo que efectúa con intertextos: utiliza la figura de “Quiroga” para contar lo que el mismo “significó” en su pueblo, su vida en tierras misioneras y su posterior muerte. Trabaja con sus crónicas y sus respectivos personajes, que Walsh los toma como “sus amigos”. En San Ignacio su figura queda como un olvido, un distanciamiento que pueden rastrearse en los personajes que Quiroga mismo se retrató.

ŸLos desterrados, Horacio Quiroga

El tema central, sobre el que escribe Quiroga, se basa en la llegada de los primeros colonos a tierras misioneras. A través de un lenguaje preciso, que resguarda palabras misteriosas, puede describir el proceso de llegada hacia estas tierras. Sobre todo respeta la oralidad de los primeros colonos, como es el caso de Joao Pedro: destaca su cualidad de optimista y de poseer dichosa satisfacción de pertenecer a los antiguos pobladores de la región.

Manifiesta el cambio que la provincia ha transitado, junto al paso del tiempo de los primeros pobladores, en donde se lo tilda al país como nuevo, extraño y difícil. La realidad superaba aquellas características únicas, de los primeros tiempos vírgenes de Misiones. Joao Pedro y Tirafogo no se reconocían dentro del territorio, la extrañeza los rodeaba.

Desterrados en su propio sitio, en aquél lugar donde plantaron su primera semillita y en donde los frutos quedaron relegados por la instauración de una nueva cultura, la formación de una provincia. Su lengua materna, sus costumbres, la población, la configuración del territorio ya no sería reconocida; harían todo lo posible por ver antes de morir su “tierra”.

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REFLEXIÓN

jueves, 17 de julio de 2008

Periodista-Etnógrafo


El “Estar allí”, es el gran paradigma dentro de la antropología. Según Geertz, el trabajo del etnógrafo debe demostrar un encuentro con el otro, transmitiéndonos esa sensación de que han estado en cierto lugar, en observación de algo y sintiendo de determinada manera; deben convencernos de que la permanencia en el lugar, la observación en el mismo, y el posterior sentimiento, serían los mismos de haber estado nosotros allí.

Una gran distancia se establece: el antropólogo trabaja sobre una cierta zona y la relación con sus pares, que han trabajado en el mismo lugar, parece tener el mismo criterio de observación. La lejanía se hace cercana cuando hay posibilidad de comprobación; no es frecuente desmentir lo que alguien no tan informado ha dicho. Caso contrario sucede con el trabajo del periodista, el pacto establecido entre pares difiere por lo que, las ideologías que manipulan su trabajo, “deben contar” sobre un hecho. La verdad es repartida, en tanto hayan diversos observadores manipulados por el interés; existe un hecho concreto, pero las caras de la información son varias.

Textos antropológicos, por un lado, que le dan suma importancia al autor, a la voz del “quién habla” y que, para ser buenos, deben carecer de pretensiones-intereses. Trabajos periodísticos, por otro lado, que son funcionales al interés de un grupo determinado y que, para hacer aún más creíble la situación de “haber estado allí”, importa demasiado la elegancia conceptual a utilizar.

¿Cumplir una función, como la del autor, o una actividad, como la del escritor? En fin, modelos que apuntan a profesiones diferentes, pero que concluyen en una ciencia social única. Una ciencia social que asume las distancias entre profesiones, discursos literarios, campos de trabajo, pero que no está preparada para “comprender” (entendida como la búsqueda de la versomilitud, objetividad).

Crónica - BAFICI

sábado, 10 de mayo de 2008

VIAJE DE SENSACIONES

Hacían unas semanas que estas siglas venían resonando en mi cabeza. BAFICI apocope correspondiente al Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Un poco lago para denominarlo todo el tiempo de ese modo, aunque se torna muy glamoroso cuando contas que tu salida del fin de semana fue al “BAFICI”; nombrándolo con toda la firmeza y como si fuéramos de una corriente vanguardista que hace cosas fuera de lo común. Cabe aclarar que no todos interpretan el sentidos de estas tres sílabas y, mirándote con cara de ¿qué me está diciendo?, sabes que la explicación es lo inmediato a esa expresión tan desorbitante.

Para delimitar certeramente de qué se trata este festival, me gustaría contarles que el BAFICI nació hace diez años como un espacio fundamental de promoción para la producción de cine independiente. A lo largo de los años, se fue consolidando como uno de los eventos más importantes del mundo y, como el más grande y prestigioso de Latinoamérica. Así integrando diversas expresiones del ámbito cultural y, en donde se posibilita la reunión de polos ubicados en diferentes planos: directores ya consagrados y nuevos e incipientes talentos.

Este año se cumplió la décima edición del BAFICI que transcurrió en el lapso del ocho al veinte de abril. Trece días a puro cine, proyecciones al aire libre, música por las noches, seminarios, presentaciones de libros e infaltables charlas acerca de las películas emitidas.


Domingo -13 de Abril

Recuerdo que amanecía un domingo con una extraña sensación de frío. Parecería que la calidez del verano o, por lo menos, de las altas y medianas temperaturas, llegarían a su fin. El día anteponía dureza, el frío había llegado esa mañana para quedarse y, la lluvia no se hacía esperar.
Decidí que era un día propicio para ir a ver una película. Fui en busca del cronograma que había retirado el martes anterior en el Abasto y, ahí me fijé el horario y la sede que más me iba convenir.
La película seleccionada fue “Wellnes” (dirigida por Jake Mahaffy) que se iba a proyectar en el Centro Cultural Recoleta a las 16:45 hs. En la sinopsis remarcaba que era una comedia, aunque no le di mucha importancia ya que era a la única función que podía asistir en ese día.
Una vez en el lugar, saqué mi entrada correspondiente para la función (por ser estudiante universitaria me salió cuatro pesos, sino el valor general es de seis pesos) y, como todavía quedaba tiempo para que empezara, recorrí una parte del Centro Cultural donde habían diferentes exposiciones. Una de ellas fue la de Olga Autunno, quien tuvo la gentileza de entregarme un cuadernillo que hablaba de sus trabajos hechos con diversas técnicas y en donde su eje principal giraba en torno de la Identidad (rastros-marcas-huellas).
Luego de presenciar su exposición de imágenes, subí e hice la fila correspondiente para poder entrar al microcine. En realidad mucha gente no había, tenía una persona delante de mí y, luego se fue formando una fila más extensa. El ambiente era muy apaciguado y la gente oscilaba entre un aspecto freak y personas de barrio, como una señora que llevaba consigo una bolsa con productos de limpieza.
Pasada la hora y media, el film había finalizado. Lo primero que había sacado de conclusión
e
s que nada tenía que ver con una comedia. Una historia triste, muy mal filmada, de un hombre que no encuentra el eje de su vida. Sólo se reparaba en su frase expuesta “Tengo que triunfar” y, a costa de eso, se deja denigrar por una empresa que lo hace promover una píldora denominada “Wellnes” (supuestamente para el bienestar de la salud). Lo que él no sabe es que todo es una gran mentira, y trata de sacar ese proyecto adelante a través de falsas ilusiones y sin la nada misma. Muestra la crudeza del ser humano y como tiene que pasar un tendido invierno solitario, sin un centavo y lejos de su mujer.

Rastros, huellas y marcas que solo quedaran en el camino, sin una consolidación de identidad y, el saber que su objetivo de triunfar quedó trunco. El apostar todo sin recibir nada a cambio. Como él mismo evocó “Las etiquetas son solo para los que viajan”.


No quería que todo mi entusiasmo en torno al festival se derrumbase por una película. Mi sensación, después de ella, había quedado como el día. Todo confluía: domingo, para mi no hay nada peor que ese día de la semana, nublado, fresco, lluvioso y, más aún, una película triste que muestre la soledad de una persona y como nada le sale bien.

Martes - 15 de Abril

Decidí que el martes, al salir de la facultad, iría al Abasto en busca de otro camino. Después del teórico de comunicación, a las 13 hs, me dirigí al Hoyts de dicho lugar. La película que más se aproximaba la daban a las 13:45 hs y ya encontraba algo en el título que me perturbaba, algo me decía: “Cycling Chronicles: Landscapes the boy saw” (Crónicas en Bicicleta: Paisajes que vio el chico).
Las butacas no estaban numeradas, así que rápidamente me ubiqué donde creía correspondiente. El ambiente era más intelectual y de un nivel muy elevado; bastaba con girar la cabeza para observar el comportamiento de mis pares, sus vestimentas y su acento internacional. Todo era muy prolijo y se notaba que la organización del festival pasaba por la sede del Abasto.
Apenas unos minutos dentro de la sala, una chica anunció por micrófono que Koji Wakamatsu (director del film) estaba en el país, pero debido a que es un hombre mayor no iba a poder estar en la presentación de su película. Mucho no modificaba mi situación, porque no sabía que eso iba a suceder, así que espere con ansias que de una buena vez comience la función.
La primera imagen ya me había cautivado, una bicicleta en la inmensidad de la costa de Tohoku y el sonido del mar de fondo. Un protagonista, japonés de 17 años, que arriba de su bicicleta trata de escapar, huir de la multitud.

Los paisajes mostraban el escenario más fuerte de la película y, en torno a él, el paso del crudo invierno con el chico en su bicicleta. Montañas repletas de nieve, túneles, caminos infinitos y un clima muy tenso.
Narrada a través de pensamientos esporádicos que él transmitía, fragmentos de canciones como soporte sonoro, chicos que leen una noticia del diario (que delimita el por qué de sus actos), encuentro con un hombre que le habla de la guerra (la importancia de la juventud y
que antes solo se vivía y moría por su nación, sin importar la vida del resto, es por eso que lo aconsejaba que siga su trayecto en bicicleta y que disfrute de su plena juventud, sin hacerle daño al resto) y una señora que en medio de la nieve le pide ayuda porque se había torcido el pie.
Igualmente lo más importante de la narración se crea con lo que no se dice verbalmente o, mejor dicho, con lo que se dice pero a través de otro lenguaje: la imagen.
Desde un principio se sabe que este chico había matado a su madre, aunque nunca fue mostrado a través de actos. Será por eso que se entendían mucho más esos silencios, que hablaban por sí solos. Esas caras tan expresivas del protagonista, agitaciones por querer sobrepasar el tiempo y los espacios con su bicicleta y, pensamientos que se traducían a “yo corro porque quiero correr” - “no tengo un lugar para quedarme”
Una mente que lejos transitaba por la cordura y, la cual, solo recurría a la invasión de imágenes con lo que respecta a la figura de su madre y el ambiente en donde llevó a cabo el crimen.
Todo en torno a la velocidad, al tiempo, al querer correr, al querer escapar. Multiplicidad de caminos que se le anteponían, pero ninguno que lo conducía a un lugar concreto. El no saber
a dónde ir y el remordimiento que hacía que ni una sola palabra pudiese emitir de su propia boca, pero si toda la furia que llevaba dentro.
Un grito final de desahogo y el desprendimiento de la bicicleta, como único objeto de arraigo. La lanza a través de un precipicio, con un grito tal, que ya no lo haría cambiar su presente. El crimen existió y lo ocurrido quedará grabado por siempre en su memoria, no habrá camino, ni vehículo que lo conduzca hacia el olvido de lo que en algún momento realizó.
Las circunstancias que lo llevaron a realizar dicho acto, nunca fueron expuestas en el film, solo quedo la sensación de desvinculación total de espacio-tiempo.

¿QUÉ IMPLICA UN VERDADERO VIAJE?

miércoles, 23 de abril de 2008


“El relato, la relación, la narración son connaturales al viaje y, de algún modo, la condición de existencia de un viaje residiría, en parte, en la posibilidad de ser narrado. No sólo de ser narrado: también de ser escrito. No sólo de ser escrito: también de ser leído”

Jorge Monteleone, El relato de viaje: de Sarmiento a Umberto Eco



Cita que me ha impulsado a buscar la definición, en un diccionario enciclopédico, de la siguiente palabra…

Viaje: (del Cat. Viatge, y éste del Lat. Viaticum) Recorrido que se hace de un lugar a otro, especialmente cuando se lleva una carga o peso.

…Y es así que logré entender el estrecho vínculo entre, lo que la mera definición dice y, aquella naturaleza propia del viaje que menciona Monteleone. Como si esa carga o peso, tal como se define literalmente, fuese lo que le de sentido o forma a la noción de Viaje. Como si la existencia de una, condicionara la otra.

Viaje, por un lado, y necesidad explícita de ser narrado, escrito, leído. Solo una relación los compromete, el recorrido necesario de un lugar a otro, y la carga arraigada en él. Ese deseo de que tu voz interior, protagonista de aquella “experiencia única”, sea plasmada en un trazo de papel, o narrada mediante artilugios de palabras, o simplemente oída por la persona que tanto añoras que escuche.

Todo viaje, como escape, visita, búsqueda, camino, sueño o solo turismo, necesita de una condición. Esa estructura de la cual se sustente el corto o largo trayecto por venir. Argumentos que, en sí, definen lo que implica un verdadero Viaje.

EL TIEMPO EN EL VIAJE

miércoles, 16 de abril de 2008


…”El tiempo, entonces, se estira suavemente o se contrae, pierde esa majestad de mármol que es su bien más monstruoso: se hace ligeramente falible. Pero, una vez salvado ese tropiezo, el tiempo del viaje se vuelve un modelo a escala y despiadado del tiempo de una vida: hay un límite más o menos cercano, todo debe ser hecho en el apretado espacio de equis días pero, en este caso, el límite es explícito, se lo conoce de antemano. El viajero es siempre un condenado, y el tiempo y su desliz se vuelven aún más angustiosos y aparece -se me aparece- la obligación de aprovechar a ultranza todos los momentos. Y todos los espacios: en tanto lugares, obscenamente la certeza de que uno nunca volverá a ese lugar. Modelo vergonzoso del aprovechamiento”.


Martín Caparrós, Larga Distancia


¿Cuántas cosas pasan, y cuántas no, en torno a él?

Ese factor es el denominado TIEMPO. O por lo menos así le dicen. Acompañante en solitarias noches, paciente en situaciones críticas, impaciente en apuros, justo cuando podes descansar las horas merecidas, e insuficiente cuando no te alcanzan los minutos, las horas, para compartir felices momentos con las personas que amas.
Aunque no todo funciona como un sistema perfecto, aprovechar los momentos sería la clave. El estar condenado, a espacios físicos inevitables de la vida, sería el propagador a que la vergüenza ya no sea más vergüenza. Necesidad se antepone al tiempo, primero lo urgente después lo importante; y es así como funciona: el viajero a costa de lo que no puedo manejar, lo inmodificable, se expone a lo que sea para que ese determinado momento sea ameno o, se haga eterno.
Tu persona en segundo plano y, como eje, el reloj con sus agujas que determinan tus actos.

TIC,TAC,TIC,TAC…¿Qué estás esperando?


PREAMBULO A LAS INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ

jueves, 10 de abril de 2008

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Julio Cortázar